El Observatorio y las Habitaciones del Testimonio

Observatorio. La primera instalación que acoge a los visitantes una vez superada la rampa, es el Observatorio: esta estructura cónica que se encuentra entre la rampa y el área de transporte de los vagones conduce desde la plaza, la luz y la ciudad, directamente a la memoria, al pasado, a las vías. Sus paredes se estrechan, creando en el visitante una sensación de angustia y soledad, produciendo el efecto alienante que recuerda la comprensión psicológica y centrípeta que quien sobrevivió nos dice haber sentido al pasar a la zona de los vagones desde el vestíbulo principal. El sistema de lentes no nos deja ver nítidamente las imágenes, que aparecen desenfocadas y hacen que percibamos una cierta molestia y desorientación.

La instalación trata de transmitirnos desorientación: es un cono que nos lleva hacia la pérdida del sentido, un espacio que nos obliga a dirigirnos hacia el vacío: es una herida en el espacio, desde la que podemos solo entrever las vías utilizadas para preparar los trenes de la deportación.

Habitaciones de los Testimonios. A la derecha del Observatorio, si continuamos por el pasillo central, nos encontramos con la Habitaciones de los testimonios: se trata de estructuras cúbicas que presentan “cortes” y aberturas que permiten recrear una conversación de los testimonios y las entrevistas con las estructuras de la estación. Este diálogo llama nuestra atención sobre la fundamental relación entre la palabra y el objeto, entre la memoria y el lugar. Estas estructuras de acero son “cajas sin magia que contienen documentos históricos”; su forma es cambiante como diversas fueron las víctimas de la deportación.